«La vida cotidiana de la mayoría de los humanos está constituida de quejas, de luchas, de tormentas y de rencores. ¿Por qué? Porque su campo de conciencia es tan estrecho y limitado, que nada les parece más importante que sus preocupaciones, sus ambiciones, sus codicias y sus querellas. No ven la inmensidad del cielo sobre ellos, todo este espacio infinito… Si se dignaran a alzar los ojos, se liberarían de esas limitaciones y respirarían libres finalmente. Simplemente se trata de una dirección de la mirada: no tanto dirigirla hacia abajo, sino hacia arriba.

Aquél que piensa en el infinito, en la eternidad, comienza a sentir que planea por encima de todo, que ya nada podrá dañarle, ninguna vejación, ninguna ofensa, ninguna pérdida, porque otra conciencia se está despertando en él.”

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago, entre Sahagún y Calzadilla de los Hermanillos, 25 mayo 2019 (cortesía de Enrique Campos)