«Alguien, por accidente, se ha tragado un veneno: esto hace en él estragos espectaculares; pero si rápidamente un médico le da un poderoso antídoto, he aquí que se salva. Como este antídoto no hace más que devolverle a su estado normal, sus efectos le parecen menos sorprendentes que los del veneno. Pero en realidad, el antídoto es todavía más potente, puesto que ha triunfado sobre el veneno.
Al igual que el contraveneno es más poderoso que el veneno, el amor es más poderoso que el odio, la luz más poderosa que las tinieblas, el bien más poderoso que el mal. Como el bien nos conviene, encontramos normal que se manifieste, y es el mal el que atrae toda nuestra atención, porque genera problemas. Pero id a preguntar al mal su opinión sobre el bien: se quejará de los golpes recibidos. Si supierais el efecto que produce en los espíritus tenebrosos el paso de un espíritu de luz: gritan, huyen aterrorizados. ¡No es el espíritu de la luz el que tiene miedo! Para comprender el poder del bien debemos interrogar al mal.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago portugués, Ponte de Lima, 21 junio 2018