«Es imposible que pase un día sin experimentar una inquietud, una contrariedad, un malestar. Pero desde el momento en que aparecen estas sensaciones, deteneos para examinarlas: ¿qué experimentáis exactamente? Tratad de recordad lo que habéis visto, oído, hecho, dicho, pensado justo antes… A veces, no tomamos inmediatamente consciencia de un cambio de estado interior; solo después de un buen rato, nos damos cuenta de un malestar, de una pesadez, de una oscuridad de la que nos sentimos incómodos.

Pero como esos malestares tienen necesariamente una causa, es importante descubrirla y de sacar una enseñanza para el porvenir. Y si no la encontráis, no permanezcáis ahí sin reaccionar. Concentraros y tratad de liberaros uniéndoos al mundo de la luz, que es nuestra única salvación. Imaginad que os sumergís en ese fluido purificador, vivificante… Pronto os sentiréis liberados, aliviados, y podréis proseguir pacíficamente vuestras actividades.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Ponte de Lima, Camino de Santiago portugués, 21 junio 2018