«¡Cuántas cosas buenas nos aportan un simple movimiento de agradecimiento por la vida que hemos recibido! Porque hay en ese movimiento elementos que superan, el simple sentimiento. Desde el instante que pensamos en agradecer, ese sentimiento de reconocimiento no solo existe pasivamente, sino que actúa. En virtud de la ley de afinidad, por sus vibraciones atrae hacia nosotros impresiones, sensaciones e inspiraciones de la misma naturaleza que él. Y todas las bendiciones nos vienen entonces de esta pequeña cosa: hemos pensado en agradecer.
Alguien dirá: «Pero yo soy desgraciado, estoy enfermo, en la miseria, no puedo agradecer». Si, puede: incluso desgraciado, buscando bien encontrará al menos una razón para agradecer. Que cada cual se sienta agradecido por lo que posee y por lo que le falta, por lo que le aporta alegría y por lo que le da tristeza. Es así como mantendrá en él la llama de la vida.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: amanecer en las montañas de Rila (Bulgaria) 14 de agosto de 2019