«En vuestros gestos, en vuestras actividades, en todas vuestras manifestaciones cotidianas, aprended a amar y a cultivar el silencio. ¿Por qué los humanos hablan en voz alta, gritan, empujan los objetos, o dan portazos? Estas son acciones desagradables para los que les rodean, pero igualmente perjudiciales para ellos. Pero ¿es que se dan cuenta de ello? No. Se manifiestan tal como son: consideran que así está bien, y que los demás deben soportarles. Pues bien, esta es una forma de egoísmo muy perjudicial para la evolución. Sí, atención, debéis procurar no molestar a los demás con el ruido, de esta manera desarrollaréis numerosas cualidades: la delicadeza, la sensibilidad, la armonía, las cuales crearán en vosotros las mejores condiciones para entrar en contacto con las entidades luminosas del mundo invisible.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: escena en las lagunas de Ruidera (Ciudad Real), 8 diciembre 2021 (cortesía de David Caballero)