««Padre nuestro, que estás en los cielos», es así como, en los Evangelios, Jesús nos enseña cómo orar y a ese Padre le pedimos: «Danos hoy el pan nuestro de cada día», es decir la cantidad de alimento que necesitamos para pasar ese día. No es útil pedir más de lo necesario. Con lo que necesitemos para hoy debe bastarnos.

Ese pan, símbolo del alimento que nos es indispensable para nuestra vida física, es preciso también y sobre todo entenderlo en el plano espiritual. Cada mañana debemos buscar el pan celestial, no debemos hacer provisiones para muchos días. Al día siguiente volveremos a pedirlo. Cada día debemos buscar esos alimentos siempre nuevos que son la luz, la sabiduría, el amor, y los encontramos en la vida, la luz y el calor del sol que se levanta. Pero comprendedme bien: no os hablo aquí solo del sol físico, os hablo también y sobre todo del sol espiritual.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: escena en las lagunas de Ruidera (Ciudad Real), 8 diciembre 2021 (cortesía de David Caballero)