«Cuando el Cielo os da sus bendiciones, conservadlas preciosamente, porque la felicidad está en poner una atención constante en las cosas bellas, en la sensibilidad de que todo es divino. Cuando sentáis que el espíritu y la luz os han visitado, no dejéis borrarse esas impresiones pensando inmediatamente en otra cosa: paraos un buen rato sobre ellas para que penetren profundamente en vosotros y os den resultados. Así dejarán huellas para la eternidad.
           
Es un hábito a tomar: en vez de siempre profundizar en estados negativos,  decepciones y animosidades para alimentarlos, dejadlos de lado y concentraros sobre todo lo bueno, lo puro y luminoso que os llega.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Monte Turbón (Huesca), 8 diciembre 2021 (cortesía de Carlos Bravo Suárez)