«Desde que se levantan hasta que se acuestan, los humanos están, en su vida cotidiana, encadenados de forma ininterrumpida por actividades, preocupaciones que les proyectan a la periferia de su ser, lo que hace que al fin de la jornada se den cuenta que se han olvidado de lo esencial… ¡Cuántas veces vosotros mismos habéis experimentado esto! Para romper este engranaje, muchas veces durante el día pensad en deteneros: permaneced algunos minutos en silencio, pero un silencio intenso, vivo, un silencio en el que vuestra alma y vuestro espíritu puedan dirigirse al Creador. Ejerciendo así regularmente vuestra facultad de concentración, llegaréis a escapar, al menos por algunos instantes, a los pesares de la vida cotidiana, y esta facultad permanecerá como una adquisición para todos los momentos difíciles que debáis afrontar. Constataréis entonces cuán útil es saber desprenderos de toda preocupación para dirigir vuestro pensamiento hacia el mundo divino.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino del Salvador, Poladura de la Tercia (León), 6 de diciembre de 2019 (cortesía de José Antonio Cuñarro)