«Podemos definir la magia como la aplicación de las leyes de la física al mundo espiritual. Una de esas leyes pone en evidencia la fuerza de la concentración. Concentrad con la ayuda de una lupa los rayos de sol en un punto de una hoja de papel: se prende fuego. Del mismo modo, la física espiritual nos enseña que el pensamiento del hombre tiene poderes análogos a los de los rayos del sol.

Aquel que ha aprendido a concentrar fuertemente su pensamiento en un punto determinado, puede llegar a producir efectos benéficos en el mundo. Aunque no veamos nada en el plano físico, en los campos etérico, astral y mental, su pensamiento puede encender un fuego que quemará muchas impurezas.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), «Pensamientos cotidianos», Editorial Prosveta. Imagen: escena en el Camino Francés