«Dondequiera que vayáis, en las montañas, en los bosques, en los lagos o en los océanos, si queréis manifestaros como hijos de Dios que anhelan una vida más sutil, más luminosa, debéis ser conscientes de la presencia de las criaturas etéricas que los habitan.
Acercaos a ellas con respeto y recogimiento, comenzad por saludarlas, testimoniadles vuestra amistad, vuestro amor y pedidles sus bendiciones. Estas criaturas que os ven desde lejos, se quedan tan asombradas de vuestra actitud que se preparan para derramar sobre vosotros sus dones: la paz, la luz, la energía pura. Entonces os sentís bañados, envueltos por el amor y la admiración de estos seres espirituales, y cuando descendéis a los valles, a las ciudades, os lleváis con vosotros toda esta riqueza, pero también revelaciones, ideas más amplias, más vastas.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Casa de Campo, Madrid, 17 diciembre 2021