«Apropiaros de esta idea de que sólo encontraréis a Dios en vosotros mismos. Buscadle, pensad en Él, amadle, porque de esta manera recibiréis energías extremadamente poderosas que os permitirán avanzar firmemente en todos los caminos de la vida. Los cristianos cantan el salmo: «El Señor es mi pastor, nada me falta. Me hace reposar en verdes praderas. Me dirige hacia aguas tranquilas…» Pero para ellos, éstas sólo son palabras que pronuncian mecánicamente, automáticamente, sin ser conscientes de que son palabras mágicas. Este pastor está en ellos, y porque está en ellos, extiende su poder y su protección en este inmenso ganado – sus células – que alimenta y da de beber. No hay nada más importante que la consciencia de la presencia de Dios en uno mismo. Gracias a esta presencia, al pensamiento de esta presencia, todo se ordena, se calma, se soluciona, se equilibra, se armoniza.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: escena del Camino de Santiago, cortesía de Miguel Ángel Iglesias