«Por todas partes se oye cómo la gente se queja de que el mundo va mal. Así es: se quejan, no saben más que quejarse, y esperan que sean los demás quienes se pongan a trabajar para mejorar las condiciones. ¿Por qué no empiezan ellos mismos? No, esperan, y los demás actúan como ellos, también esperan… lo cual puede durar eternamente.

Diréis que ante la inmensidad de la tarea a realizar, nos desanimamos. Pues no, al contrario, hay que conservar el ánimo, porque esto es lo que tiene valor. Bajo buenas condiciones, es demasiado fácil creer en el bien y ponerse a trabajar: todo es simple, agradable. Es en las dificultades que vale la pena involucrarse y perseverar sin dejarse influenciar por las condiciones. Es necesario aprender a confiar en los poderes del espíritu. Aquí es donde vemos al verdadero espiritualista: a pesar de las malas condiciones, a pesar de las tempestades, se esfuerza por poner su voluntad al servicio del bien y de la luz.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Parque Huerta de Guadián, Palencia, 25 noviembre 2017 (cortesía de Marga Lamoca)