«Cuando paseéis por el bosque, acercaos a un árbol y decidle: «Tú que sirves de unión entre la tierra y el cielo, ¡qué grandes son tu belleza y tu fuerza! ¡Te pido me des tu resistencia y tu estabilidad! Y te encargo también que digas a todos los demás árboles del bosque que les admiro y les amo.»

Entonces, los espíritus que habitan en este árbol se dicen: «La mayoría de los humanos que visitan los bosques están ciegos y son inconscientes. Pero éste, al entrar, ha sentido nuestra presencia: es un amigo, acojámosle.» Y como ello sucede muy raramente, comunican esta noticia de árbol en árbol; todos los espíritus salen de su cobijo para miraros, maravillarse, bailar a vuestro alrededor, y os vais del bosque felices y regenerados.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Casa de Campo, Madrid, 5 diciembre 2021