«En cualquier momento os podéis ver invadidos por el desánimo. Entonces, de inmediato, decid: «Esto no durará.» Refugiaos en alguna parte de vosotros mismos, como si invernarais, y permaneced ahí hasta que recobréis el aliento de vida. El desánimo es como el invierno. Pero después del invierno vuelve la primavera. Dependiendo del año, viene más o menos temprano: a veces viene muy tarde, pero siempre acaba llegando. Por esto jamás debemos perder la esperanza por completo. En un momento u otro, el aliento, la energía regresarán. ¡Cuántos han cedido justo algunos instantes antes de que las fuerzas de la primavera resurgieran en ellos! Y es una pena… Iban a ser finalmente salvados, pero no han presentido nada sobre la renovación, y se han hundido.
Así pues, por muy grandes que sean vuestras aflicciones, no dejéis nunca que ensombrezcan por completo vuestro cielo interior. Decíos: «Quizás no esté todo perdido, esperemos algún tiempo.» Y, poco a poco, se disipará la oscuridad y el frío os abandonará.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Bosque en Atlanta 11 diciembre 2017 (cortesía de Olga Diego)