«Algunos se preguntan por qué el Cielo no se decide a intervenir para cambiar el mundo. Por supuesto, puede hacerlo, pero sin el consentimiento y la buena voluntad de los seres humanos, sería inútil: ni lo entenderían, ni lo apreciarían, y pronto destruirían este orden establecido por el Cielo.
Mientras que si el deseo de cambio viene de ellos, si a causa de lo que han sufrido, de las lecciones que han recibido, realmente quieren remediar el estado de las cosas, el mundo invisible desencadenará otras fuerzas, otras corrientes, otras energías, y será entonces cuando se producirán verdaderos cambios. Pero el impulso debe venir de los humanos, deben decidir juntos trabajar para obtener la intervención de las fuerzas cósmicas. Si no insisten, no pasará nada. Las Inteligencias sublimes nunca decidirán inmiscuirse en los asuntos de los humanos si ellos mismos no lo piden.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Casa de Campo, Madrid, 27 noviembre 2021