«Aprended a bendecir a los seres y a los objetos. Cualquier cosa que toquéis, hagáis lo que hagáis, pensad solo en propagar influencias benéficas. Cuando acariciáis la cabeza de aquél o aquella que amáis, en vez de buscar ahí un placer egoísta, haced un trabajo y decid: “Que Dios te bendiga. Que en esta cabeza reine la luz, que todos los ángeles vengan a instalarse en ella”. En ese momento, vuestro amor se transformará, ya no estará hecho de sensualidad, de voluptuosidad, se convertirá en un sentimiento extraordinario como jamás habréis conocido. Y cuando tocáis la cabeza de vuestro bebé, sus pequeñas piernas o sus pequeños brazos, ¿por qué no bendecirle para que los ángeles hagan de él un ser magnífico?

Es preciso bendecir todo lo que toquéis: los objetos, el alimento, los seres. Esta es la verdadera magia blanca.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino del Salvador, pasado Poladura de la Tercia (León), 19 enero 2021, cortesía de Paulino Fernández