«Cuando sintáis un deseo, cuestionaros sobre su naturaleza, su cualidad. Preguntaros de qué forma vais a realizarlo, y también lo que haréis cuando lo hayáis realizado. Queréis ser ricos… Por supuesto, tenéis derecho a ello, pero ¿qué métodos utilizaréis para lograrlo? Y, una vez ricos, ¿qué haréis con esa riqueza? ¿La utilizaréis para vuestro único provecho, o trataréis de compartirla con aquellos que tienen necesidad?… Y si deseáis la belleza, también ahí debéis ser vigilantes. No busquéis esa belleza que trastorna los corazones humanos y puede conducirles a la desesperación o al crimen. Concentraos en la belleza espiritual, aquella que inspira a los seres y les empuja a ser mejores.

La desdicha de los humanos sobreviene cuando en sus deseos y en sus proyectos no hacen intervenir ninguna consideración moral. Incluso cuando entran en una enseñanza espiritual, ¡cuántos no piensan más que encontrar en ella los medios para satisfacer su codicia! «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en Punta Umbrí, Huelva, 23 diciembre 2016 (cortesía de Marta Sierra)