«Todavía no buscáis lo suficiente todas las ocasiones que se os dan para uniros al mundo divino con el fin de calmaros, y de reencontraros a vosotros mismos. Y sin embargo, sabéis perfectamente que la agitación de la vida diaria termina destrozando vuestro sistema nervioso. El ser humano no está hecho para vivir con esta tensión permanente que le hace perder todas sus energías. Correr de la mañana hasta la noche, no es normal, y el sistema nervioso termina agotándose. Así pues, varias veces durante el día, deteneos algunos instantes. Esforzaos en crear en vosotros y en vuestro alrededor, una atmósfera de armonía y de amor. Si repetís a menudo este ejercicio, lograréis llegar hasta vuestro Yo superior que proyectará rayos beneficiosos sobre todas vuestras células. De este modo restableceréis el equilibrio y podréis reemprender de nuevo vuestras tareas cotidianas.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: pintura de Nicholas Roerich, “Book of wisdom” (1924)