«¡A cuántas personas desearíais decirles que deben ser más pacientes, más indulgentes, más sinceras, más estables, etc.! Pero no os equivoquéis, si no poseéis las cualidades que queréis despertar en los otros, hagáis lo que hagáis, no llegaréis a influenciarles.
Ninguna palabra, ningún medio exterior puede conseguir transformar a los seres humanos, comprendedlo bien, ningún medio exterior. Es en el interior, en el corazón, en el alma, en el espíritu que debéis poseer un elemento especial. Este elemento que vibra, que irradia, es el que influencia vuestro entorno; entonces, sin tener incluso que abrir la boca, generáis en ellos el deseo de imitaros. Tal vez no lo conseguirán enseguida, porque no pueden desembarazarse de un día para otro de sus apetitos y de sus instintos inferiores; pero se darán cuenta que en vosotros hay algo luminoso, caluroso, vivo. Es esta luz, este calor, esta vida, la que se impone en ellos, y quieren seguir vuestro ejemplo.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Porto, Portugal, 6 enero 2017 (cortesía de Ana Gil)