“Cuando un ser humano viene a encarnarse a la tierra, pasa primero nueve meses en el vientre de su madre, con la que está unido por el cordón umbilical. Al término de esos nueve meses, ese cordón debe ser cortado para que pueda llevar una vida independiente en tanto que individuo. Entonces se dice que ha nacido. Sin embargo, para vivir, está unido al universo por otro cordón de naturaleza fluídica y el día en que este cordón se rompe, muere. Finalmente, un tercer cordón, todavía más sutil, le une al Señor.
        
Muchos han cortado ese cordón en su consciencia, y, por mucho que digan: “Estamos vivos, puede usted verlo”, en realidad están muertos, algo esencial en ellos ha muerto. Han roto la conexión que les unía a la Fuente divina de la luz y del calor, para ir a perderse en las tinieblas y en el frío, y espiritualmente están muertos. Como no han cortado todavía el cordón umbilical que les une a la Madre naturaleza siguen todavía vivos en el plano físico, pero en el mundo espiritual están muertos, y esa muerte espiritual tiene necesariamente repercusiones en todos los terrenos de la existencia. “

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Serraduy, Huesca, 28 enero 2023, cortesía de Carlos Bravo Suárez