«La primera condición de vuestra salvación es la vigilancia. No dejéis nunca que se instalen en vosotros el desorden y la confusión. A la menor alerta, en lugar de dispersaros, ¡subid! Refugiaros en vuestro santuario interior, reunid al Espíritu de Dios en vosotros, pedidle consejo, es Él quien os dará las armas. Incluso si en los momentos de mayor confusión, una parte de vosotros es capaz de permanecer ahí, sobre esas alturas, ningún enemigo podrá haceros daño. ¿Por qué la aviación es un arma tan temible en tiempos de guerra? Porque ataca desde lo alto.

En el plano espiritual las precauciones a tomar y los métodos a utilizar presentan muchas analogías con las del plano físico. Cuando los enemigos se acercan no dispersamos nuestras fuerzas, las concentramos y nos alzamos. Vosotros también, concentraos. Es concentrándoos como subiréis… Reflexionad y preguntaros cuántas veces habéis sido empujados y maltratados por haberos quedado abajo, en la dispersión.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Fuenfría, Sierra de Madrid, 1 enero 2019 (cortesía de Fermín Tamames)