«Cualesquiera que sean vuestros sufrimientos y vuestras dificultades, no vayáis a quejaros a los demás y no adoptéis un aire sombrío; tratad por el contrario de encender las lámparas dentro de vosotros. Si, cuanto peor vayan las cosas, más debéis encender las lámparas. Porque ¿sabéis entonces lo que sucederá? Que de todas partes vendrán personas atraídas por esta luz y os dirán: «Nos gustaría ayudaros. ¿Qué necesitáis?» E incluso, pronto no sabréis qué hacer con todos esos favores que os querrán hacer… ¡Simplemente debido a vuestra luz!
La gente cree que sus desgracias pueden llegar hasta el corazón de los demás, por eso las cuentan, incluso las exageran con la esperanza de obtener ayuda y socorro. Pero aquellos a los que se les abruma con semejantes relatos, sólo tienen un deseo: huir. Si, desgraciadamente es así. En estas condiciones, es raro ser escuchado, porque lo único que atrae a los humanos es la belleza, la bondad, la luz, y el amor. Así pues, cuanto peor vayan las cosas, más alegres y radiantes debéis mostraros. «
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Cielos “presumidos” (cortesía de Carchín Oriol) en Toledo, 16 enero 2017