«Todos aquellos que no sean como servidores, que no estén comprometidos en un trabajo por el Reino de Dios, permanecerán eternamente hambrientos, sedientos, débiles, atormentados, ¿Por qué? Porque no recibirán ningún salario, simbólicamente hablando. Por el contrario, aquellos que han entrado al servicio del Reino de Dios, que quieren ser servidores del Cielo, son como los obreros que reciben todos los días, todas las horas, un salario magnífico: fuerzas, corrientes de luz y de amor, una alegría, una dilatación, una admiración. Cuando os encontráis con ellos, os asombráis de verlos en semejante estado de alegría, y si les preguntáis lo que les ha sucedido, estos servidores responden: “Es porque trabajamos en el campo del Señor, y así recibimos nuestra recompensa”.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: excursión desde el monasterio de Obarra a Calvera, Huesca, 21 enero 2023, cortesía de Carlos Bravo Suárez