«Debéis comprender el silencio como la condición absoluta para la verdadera palabra, las verdaderas revelaciones. En el silencio, sentís poco a poco mensajes que os llegan, una voz que empieza a hablaros. Es ella la que os previene, os dirige, os protege… Si no la escucháis, es porque hacéis demasiado ruido, no solamente en el plano físico, sino también en vuestros pensamientos y en vuestros sentimientos. Para que esta voz os hable, debéis instalar el silencio en vosotros. Llamamos a veces a esta voz “la voz del silencio”, es incluso el título de ciertos libros de la sabiduría oriental. Cuando el yogui llega a calmar todo en sí mismo, e incluso a parar su pensamiento -porque en su movimiento, el pensamiento también hace ruido- entonces escucha esa voz del silencio que es la voz misma de Dios.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en el observatorio de la Tancada, Delta del Ebro, 11 enero 2020 (cortesía de David Caballero)