“Procurad permanecer unos minutos en silencio cada día, pero en un silencio intenso, vivo, un silencio en el que vuestra alma y vuestro espíritu puedan dirigirse al Creador. Ejercitando regularmente esta aptitud para la concentración, lograréis escaparos, por lo menos durante unos instantes, de las mediocridades de la vida cotidiana, y esta aptitud permanecerá como una adquisición en todos los momentos difíciles que tengáis que afrontar. Entonces veréis cuán útil os será saber liberaros completamente de toda preocupación para dirigir vuestro pensamiento hacia el Cielo.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en Isla Mauricio, 3 enero 2022 (cortesía de Alfonso de Pedro)