«Nunca encontraréis la estabilidad y la seguridad interior que buscáis en tanto que permanezcáis en la región de los sentimientos y de las emociones, el plano astral. En esta región, el clima y las condiciones atmosféricas no cesan de cambiar: en un momento el sol brilla y estáis felices; de repente llegan nubes y surge la tristeza. En un momento amáis, después se produce un incidente y dejáis de amar… Y el plano mental, el mundo de los pensamientos, no es tampoco estable: ¡cuántas veces cambiáis de opinión en función de los acontecimientos o de lo que creéis que son vuestros intereses! Y ahí, ¡cuántos errores y decepciones!

Para poderse desplazar sobre un terreno estable y seguro, debéis cambiar de plano, es decir libraros de los planos astral y mental, los sentimientos y los pensamientos inspirados por la naturaleza inferior, y elevaros hasta el plano causal. Puesto que siempre tendréis un corazón y un intelecto, sentimientos y pensamientos, tendréis siempre algo que hacer en los planos astral y mental. Pero es en el piso de arriba, el plano causal, donde debéis instalar vuestro hogar. Es ahí donde recibiréis la luz con la que os enfrentaréis a todas las situaciones.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Playa de Mazagón (Huelva), enero 2019 (cortesía de Enrique Simó)