«El silencio revela el grado de evolución de los seres. Por eso en vuestros gestos, en vuestras actividades, en todas vuestras manifestaciones cotidianas, aprended a amar y a cultivar el silencio. ¿Por qué la gente se deja llevar y hablan fuerte, gritan, zarandean los objetos, dan portazos? Estos comportamientos son desagradables para su entorno, y son igualmente perjudiciales para ellos mismos. ¿Pero acaso se dan cuenta? La mayoría de ellos no. Tales como son, así se manifiestan; se encuentran muy bien así, y los demás tienen que soportarles. Pues bien, este egoísmo es muy perjudicial para su evolución.
Procurad pues no molestar a los demás haciendo ruido. Así vais a desarrollar en vosotros cualidades de atención, de sensibilidad, de delicadeza, y crearéis en vosotros las mejores condiciones para entrar en contacto con las corrientes y las entidades del mundo de la luz.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen:nevada en Madreduano, Soria, febrero 2018. Cortesía de José María Aldea