«Aprended a alimentar en vosotros un pensamiento central, como un núcleo, un foco alrededor del cual todo lo demás vendrá a organizarse. Alrededor de este núcleo podrán formarse varios círculos, pero en el centro debe haber un sólo pensamiento. Es a partir de esta condición que podéis dar un sentido, una coherencia a vuestra vida. No está prohibido tener ideas y proyectos en la cabeza, pero sólo se puede construir algo sólido a partir de un punto central.
Pocos hombres y mujeres se levantan por la mañana con una idea fundamental que guiará su actividad y su comportamiento durante todo el día. Desde el momento que se despiertan, la mayoría de ellos se mueven en todas direcciones, salen, entran y por la noche se acuestan cansados, para volver a empezar al día siguiente: tendrán quizás otros pensamientos, pero también desordenados. Que decidan finalmente ser habitados y guiados por una idea y entonces, fuerzas que ni siquiera conocen y que sin embargo están presentes en su subconsciente, en las células de su cuerpo, se despertarán, unirán sus esfuerzos y se sentirán inspirados, ayudados, guiados. La idea que debéis poner en el centro de vuestra vida puede traducirse en una sola palabra: luz.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta . Imagen: Camino del Salvador, entre Poladura de la Tercia y Pajares, 14 febrero 2020 (cortesía de Álvaro Lazaga)