«¿Por qué los humanos no procuran comportarse de manera que mutuamente se aporten la paz, la confianza y la alegría?… Cuando andamos por la calle, cuando entramos en las tiendas, en el metro o en las estaciones, no vemos más que caras apagadas, cerradas, inexpresivas. ¿Acaso es normal manifestar tan poca alegría cuando nos encontramos con otras personas y ofrecerse mutuamente un espectáculo tan prosaico? ¿Por qué no nos mostramos más cálidos, más expresivos, más vitales? Esto es la verdadera poesía.

El verdadero poeta no es aquel que escribe unos versos, sino aquel que crea poesía en su propia vida cuando se esfuerza en introducir en ella la pureza, el amor y la luz. Efectivamente, es en su vida en donde busca ser inspirado, y cuando lo ha conseguido, transmite a su vez la inspiración a los demás, aportándoles esta pureza, este amor y esta luz.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Playa de Mazagón (Huelva), enero 2019 (cortesía de Enrique Simó)