«Aprended a movilizar vuestros pensamientos, vuestros deseos, e incluso todas las tendencias de vuestra naturaleza inferior, para la realización de un ideal sublime. Este trabajo de unificación, de armonización, el sol también puede ayudaros a realizarlo. Al mirarlo cuando se eleva, por la mañana, pensad que vuestra conciencia se aproxima a vuestro propio sol, vuestro espíritu, vuestro Yo superior, para fusionarse con él. Cuando hayáis logrado pacificar y unificar todas las fuerzas contrarias que os molestan para dirigirlas hacia una sola dirección luminosa, divina, os convertiréis en un foco tan potente que seréis capaces de irradiar en todas direcciones, como el sol.
Un ser que ha conseguido arreglar sus propios problemas es libre, y puede empezar a pensar en los demás. Gracias a la libertad que ha adquirido, extiende el campo de su conciencia a todo el género humano, y como el sol, envía la superabundancia de luz y de amor que desborda de él… Pero antes de poder irradiar, debe aprender a concentrar todas las potencialidades de su ser para orientarlas en una sola dirección.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en Hendaya, Francia, 23 de febrero de 2019