«Comenzáis la construcción de una casa: algunas semanas o algunos meses después, esta casa está ahí, bien visible. Pero si decidís crear algo en el ámbito espiritual, nadie ve nada, ni siquiera vosotros. Así pues, ante esta ausencia aparente de resultado, os invade la duda, y por momentos os sentís tentados de abandonarlo todo para lanzaros, como todo el mundo, a una actividad cuyo resultado sea bien visible y tangible. Haced lo que queráis, pero un día, incluso en medio de los mayores éxitos, sentiréis interiormente que os falta alguna cosa. ¿Por qué? Porque a pesar de vuestras múltiples actividades no habréis abarcado lo esencial, no habréis todavía plantado algo en el mundo de la luz, de la sabiduría, del amor, del poder, de la eternidad.

Un día comprenderéis que sólo vuestras creaciones interiores son verdaderamente reales, porque son las únicas que tienen raíces en vosotros. Cuando os vayáis al otro mundo, tendréis en vuestra alma, en vuestro corazón y en vuestro espíritu unas piedras preciosas – cualidades y virtudes – que os llevaréis con vosotros, y vuestro nombre será grabado en el Libro de la vida eterna.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: arboleda en Madrid, 25 febrero 2016