«Nuestro auténtico yo, el más profundo, e totalmente libre. No ee presa de accione pasadas y no se preocupa ni por la identidad ni por el estatus. Comprende que no hay nada que temer en el mundo terreno y que, por tanto, no necesita fama, riqueza o conquistas para crecer.
Es nuestro auténtico yo espiritual, que todos estamos destinados a recuperar algún día. Pero creo que hasta que llegue ese día, todos deberíamos hacer cuanto esté en nuestra mano para ponernos en contacto con es aparte milagrosa de nosotros mismos, a fin de cultivar y sacarla a la luz. Porque es un ser que está dentro de nosotros ahora mismo…”.
Dr. Eben Alexander en “La prueba del Cielo”, (2012), página 120 de la versión española editada por Zenith/Planeta. Imagen: ría de Navia, Asturias, enero 2019 (cortesía de Ence).