«Tratad de tomar conciencia del valor de esos momentos en que, en el silencio y el recogimiento, recibís una luz, una gracia del Cielo. Muchos sufrimientos sobrevienen a los humanos, precisamente porque no tienen esta conciencia. Reciben bendiciones pero las pierden rápidamente, simplemente porque ignoran el valor de lo que han recibido. Se imaginan que el Cielo debe estar siempre ahí, derramando su luz y su amor, y cuando no tienen nada más interesante que hacer, ¡aceptan pararse unos minutos para recibirlos! No, esto no debe suceder. El Cielo no está a disposición de gente ligera y descuidada. En un momento determinado, en ciertas condiciones, derrama sus bendiciones, y si no sois lo bastante conscientes para recibirlas, o si no sabéis conservarlas, tanto peor para vosotros, las perdéis. Cuidado, pues: los días que sintáis que habéis recibido una revelación, una gracia del Cielo, procurad conservarla preciosamente.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta . Imagen: Bahía del Silencio, Sestri Levante, Italia, Via della Costa, 5 febrero 2020 (cortesía de Fuego Amigo Camina conmigo)