«Intentad deshaceros de esa mala costumbre que consiste en guardar cuidadosamente el recuerdo de todo lo que os ha hecho sufrir. Lo lleváis con vosotros, os obsesionáis con él, lo rumiáis, le dais vueltas una y otra vez. Es peligroso volver siempre hacia los acontecimientos penosos. Evidentemente, no os aconsejo que tratéis de olvidar esos acontecimientos de forma inmediata, porque si han ocurrido, es porque hay una razón. Es necesario comenzar por analizarlos bien para sacar conclusiones útiles para el futuro, y después no volver más sobre ello.
  
¿ Por qué agravar y prolongar todavía más el mal que habéis sufrido ? Procurad más bien recordar los momentos luminosos de vuestra existencia, estudiad gracias a qué y cómo han sucedido. Recordadlos a menudo, exactamente igual como cuando volvéis a escuchar una música que amáis, y reviviréis de nuevo las mismas sensaciones de pureza, de libertad, de luz».

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Pintura de Nicholas Roerich: St. Panteleimon the Healer (1932)