«La vida… Sí, ante todo la vida. Cualquiera que sea el ámbito que estudiéis, y en el que ejercéis vuestra actividad, debéis poner la vida en el centro y ver esta vida en su dimensión más vasta, la más elevada. Una vez anclados en lo esencial, solamente entonces podréis permitiros hacer exploraciones a su entorno.

Desde el momento en que empezáis a trabajar sobre lo esencial, lo que hagáis después se beneficia de esta luz, y tiene para vosotros otro sentido, otra dimensión. No solamente conseguís un mejor conocimiento de las cosas a través del intelecto, si no que al mismo tiempo se desencadena en lo más profundo de vosotros todo un proceso de regeneración, porque de nuevo entráis en relación con el todo: comulgáis con las corrientes sutiles del universo, os sumergís en el seno de la vida cósmica, participáis en esta vida en armonía con todas las criaturas visibles e invisibles, vuestro campo de consciencia se extiende y se enriquece hasta el infinito.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: excursión hasta el Forau de Aigualluts y la Renclusa (Huesca), 28 enero 2021, cortesía de Carlos Bravo Suárez