«El hombre perfecto, el hombre ideal, el hombre tal que la Inteligencia cósmica ha creado en sus talleres, es semejante al sol, y todo lo que emana de él es de la misma quintaesencia que la luz del sol, pero en estado etérico. Por tanto, cuanto más se acerque el hombre a la perfección, más sus emanaciones se vuelven semejantes a la luz: como la luz, se propagan a través del espacio y aquellos que son sensibles las reciben y se benefician. He aquí porque el hombre debe tratar de alcanzar la perfección del sol, porque es siempre esta misma fuerza, esta misma energía solar la que sale a través de su cerebro, sus ojos, su boca, sus manos y todo su cuerpo, y, como la luz, aporta sus bendiciones no solo a los humanos, sino a las plantas, a las piedras, a toda la naturaleza.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: pico Culfreda (3.04m), valle de Chistau, frontera con Francia (Huesca), 25 junio 2021, cortesía de Carlos Bravo Suárez