«Cuando vais, por la mañana, a contemplar la salida del sol, no os contentéis con mirarlo como un bello espectáculo; con el pensamiento, esforzaos en hacer penetrar el sol en vosotros. Decís que buscáis perfeccionaros y que es muy difícil y no lo lográis. Pero esforzaos por introducir el sol en vuestro corazón, en vuestra alma, y sentiréis que algo empieza a vibrar de modo distinto.

Incluso si esto que aquí os digo os parece extraño, aceptad hacer este ejercicio. El sol, es el fuego de la vida. Entonces, cada mañana, acercaros a él con la convicción de que podéis capturar una chispa, una llama que cogeréis y que llevaréis preciosamente como el mayor tesoro. Gracias a esta llama, vuestra vida será purificada, sublimada, y donde quiera que vayáis, aportaréis la pureza y la luz.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Atardecer en Muxía, A Coruña, 30 junio 2018 (cortesía de Berta Grasset)