«¿Queréis ayudar, apoyar a vuestra familia, a vuestros amigos? Esforzaos en elevaros hasta el mundo divino para recoger la paz, la luz, y volved a continuación para distribuirlas. ¿Qué puede aportar un hombre débil, pobre e ignorante? Incluso, poniendo todo su buen corazón, a menudo sólo agrava las cosas. El único medio de ayudar a los demás, de salvarlos, es volver cada día arriba, a nuestra Patria celestial, que hemos abandonado por un tiempo, y allí, amontonar los tesoros que les llevaremos. Si no, ¿de qué naturaleza será esta ayuda?

Ciertamente vosotros mismos habéis hecho esta constatación. Sí, ¿no hay algunas personas a las que preferís no hablarles nunca de vuestras preocupaciones, porque sabéis que, bajo el pretexto de venir a ayudaros, lo complicarán todo? Entonces, si no queréis ser una de estas personas en quien se evita confiar para no atraer nuevas dificultades, comenzad por ir a buscar en el mundo divino las luces y las riquezas, y podréis después beneficiar a los demás. «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago San Salvador, entre León y La Robla, 19 de mayo de 2019