«Todos tenemos deberes respecto a nuestra familia, respecto a nuestros amigos, con la sociedad, y es indispensable que los cumplamos lo más conscientemente posible. Pero nuestros deberes no se detienen en la tierra, tenemos también obligaciones con el mundo divino. Nada puede justificar a aquél que rechaza reconocerlas. A pesar de su moralidad, de su honorabilidad, suprime de su vida todo lo que puede aportarle inspiración, la verdadera luz.
Existe una moral más elevada que la de la tierra, y esa moral enseña que no basta estar en armonía con las leyes de un país, de una sociedad; porque ¿qué representan ese país y esta sociedad en relación al mundo divino? Es con el mundo divino con el que debemos sin cesar intentar armonizarnos poniéndonos a su servicio. Y entonces descubriremos que hemos adquirido interiormente los medios para cumplir aún mejor nuestros deberes con respecto a la tierra.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago portugués, entre Barcelos y Ponte de Lima, 20 junio 2018