«Todos los humanos poseen, en germen, cuerpos espirituales (los cuerpos causal, búdico y átmico) que algún día se desarrollarán plenamente. Seguramente cada uno de vosotros lo habréis sentido. Si escuchando cierta música u observando un rostro sentís escalofríos, sentís el impulso de trabajar por el bien del mundo entero, es una manifestación del cuerpo búdico que empieza a vibrar en vosotros… O bien, si os sentís transportados por una fuerza espiritual que puede haceros remover toda la tierra: es el cuerpo átmico que logra abrirse camino… O bien, si experimentáis una iluminación tal que se os revela el orden universal, que comprendéis sus leyes, su funcionamiento: es el cuerpo causal que se sitúa en vuestro cerebro.

Si estas manifestaciones se producen a menudo, significa que los tres cuerpos: causal, búdico y átmico, empiezan ya a tomar posesión de todo vuestro ser. «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: cañón de Fjaörárgljúfur (Islandia), 7 julio 2021, cortesía de Alfonso de Pedro