«¿Cómo piensa la mayoría de los países regular los problemas con sus vecinos y garantizar su seguridad? Ocupándose en tener disponibles armas cada vez más mortíferas. Hasta el día en que acaben destruyendo toda la tierra. Porque con este método, cuanto más tiempo pasa, más se complican las cosas. Hasta que el hombre no elija la fuerza espiritual y el poder del amor divino para resolver los problemas, jamás se solucionará nada.

Entonces, vosotros, desde el lugar que os corresponde, desde vuestro nivel, intentad desde hoy resolver vuestros problemas con vuestros padres, con vuestros amigos… y vuestros enemigos, manifestando amor y bondad. Activáis así una ley que les obligará un día u otro a responder de la misma manera. Este es el poder de la provocación. Mientras no comprendáis cómo podéis resolver los problemas, estáis provocando el lado negativo de los demás, y entonces este lado negativo espera que bajéis vuestra guardia para atacaros. Estudiad la historia: veréis que las cosas siempre han sucedido así. Aprended por tanto a provocar el lado bueno de todos los seres con los que os encontráis.»
 
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta.  Imagen: amaneciendo en Madrid camino de Toledo, 14 julio 2017 (cortesía de Rebeca Gómez Martín)