«El gran amor, el éxito, la fortuna y la gloria, ésta es la idea que los humanos tienen de la felicidad y esperan conseguirlo. Si no lo tienen, algunos van a consultar a astrólogos que les dicen: «No te preocupes, el amor llegará, el éxito llegará… en seis meses, en un año, cuando se produzca tal tránsito o tal conjunción de planetas.» Y entonces, confiados, continúan esperando…
Pues bien, no, la felicidad no es algo que viene – o no viene – súbitamente del exterior. La felicidad es un estado de conciencia que depende de nuestra correcta comprensión de las cosas. No debemos imaginar que hemos venido a la tierra para ver realizados en ella todos nuestros deseos. Hemos venido a la tierra para aprender y perfeccionarnos. Pero, ¿cómo podemos perfeccionarnos sino no es encontrándonos cada día con nuevos problemas a resolver? Ya veis, es necesario que esté muy claro: la tierra es una escuela y, como en todas las escuelas, sólo aquellos que aprenden y progresan pueden ser felices.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: escena del Camino de Santiago, mayo 2017 (cortesía de Lázaro Lorente)