«Mientras se contente con la imagen que tiene de él por el momento, el hombre queda retenido en los grados inferiores de la evolución, porque esta imagen mediocre y prosaica de sí mismo le influencia y le limita. Es preciso que trabaje para formar de sí mismo una imagen más bella, más noble, más luminosa: esta imagen actuará sobre él; producirá otras vibraciones, suscitará otros impulsos. Deseará parecerse a esa imagen, y es así como hará progresos; si no, se estancará y nunca conocerá su propia realidad.
Diréis: “Pero ¿qué realidad? ¡Eso que yo soy aquí, ahora, es la realidad!” No, esta realidad no es todavía real. La verdadera realidad es vuestro Yo superior; es la única realidad. El resto que consideráis como una realidad es una ilusión, un engaño. Por eso el discípulo debe buscar su Yo superior, su Yo divino, que es la única realidad. «
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos Cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: El Ama Dablam (Nepal) (cortesía de Viajes Sanga)