«La Ciencia iniciática nos enseña que antes de alcanzar las regiones claras y luminosas del plano causal, o mental superior, el discípulo debe atravesar las regiones confusas del plano astral y del plano mental inferior. Esas regiones son como zonas de nieblas y polvaredas. La niebla se produce por la humedad excesiva del corazón: la emotividad, la sensiblería, la avidez, las codicias. En cuanto a la polvareda, se produce por los enfoques y las especulaciones del intelecto que solo busca su interés. Y al igual que la niebla, la polvareda impide la visión clara de las cosas.

Una enseñanza iniciática no solo instruye a los humanos sobre la existencia de mundos diferentes, sino que les da criterios para discernir la calidad de sus estados de consciencia, así como los métodos para poder atravesar la zona de las percepciones ilusorias y alcanzar la realidad. A fuerza de trabajo, de ejercicios, llega el día en el que el mundo psíquico se les aparece con la misma claridad y la misma precisión que el plano físico.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago San Salvador, entre Poladura de la Tercia y Pajares, 21 de mayo de 2019