“En la vida corriente, por cualquier cosa los humanos se atormentan o se destrozan entre ellos. Su campo de consciencia es tan estrecho y limitado que nada les parece más importante que sus problemas, sus ambiciones, sus amores, sus querellas. No ven la inmensidad del cielo encima de ellos, todo ese espacio infinito que, si quisieran levantar bien la mirada hacia él, les permitiría separarse de sus limitaciones, les permitiría respirar un poco. Pensando en el infinito, en la eternidad, comenzarán a sentir que planean por encima de todo, que nada podrá ya alcanzarles, ningún problema, ninguna tristeza, ninguna pérdida, porque otra consciencia se despertará en ellos; considerarán y experimentarán las cosas bien diferentemente”.    

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago San Salvador, entre Poladura de la Tercia y Pajares, 21 de mayo de 2019