«¿Por qué esperáis siempre que sean los demás los que empiecen a trabajar para mejorar el mundo? ¿Por qué no empezáis vosotros mismos? Esperáis que los demás hagan ese esfuerzo, pero los demás actúan como vosotros: esperan que vosotros os pongáis a trabajar y eso puede durar eternamente.
Para hacer el bien en un mundo donde todo está descontrolado, ¡cuánta fe hay que tener! Pero, precisamente, esto es lo que es meritorio. En condiciones favorables, es muy fácil creer en el bien y realizarlo: todo es sencillo, agradable. No, no, es ahora, cuando la situación empeora, cuando es loable continuar sin dejarse influenciar por las condiciones. Hay que aprender a contar con las fuerzas del espíritu, es ahí donde se ve al verdadero espiritualista. De palabra, desde luego, muchos se creen espiritualistas, pero ante los menores inconvenientes, enseguida se desmoronan… A pesar de las condiciones, a pesar de las tormentas, el verdadero espiritualista se esfuerza siempre por elevar las fuerzas de la voluntad, del bien y de la luz.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos. Imagen: pintura de Nicholas Roerich: Nan Shan (1936)