«Meditad sobre la imagen del manantial, esta agua cristalina que brota de la tierra y no cesa de fluir. Aunque alguien vierta en él algunas impurezas, la corriente se las lleva. Es este fluir inenterrumpido del agua el que hace que el manantial siempre esté puro, vivo.

Así pues, tomad el manantial como modelo, haced que brote la vida en vosotros, haced que brote el amor, y siempre estaréis protegidos. Incluso las malas influencias, las críticas, las maldades, no las sentiréis. Ni siquiera os daréis cuenta que han tratado de ensuciaros o de dañaros, porque todo lo malo que pueda llegaros, como el manantial, lo rechazaréis.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos Cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Ibón de Toro, Valle de Benasque (Huesca), 31 mayo 2020 (cortesía de Carlos Bravo Suárez)