«Cuando vemos lo que la mayoría de las personas llaman libertad, en realidad sería más apropiado emplear la palabra «licencia» o «libertinaje». ¡Cuántos quieren ser libres para dejarse llevar por la pereza, los placeres, las pasiones, sin darse cuenta de que es precisamente ahí donde se limitan y se convierten en esclavos! La verdadera libertad no se consigue liberándose de todas las obligaciones, sino convirtiéndose en servidores, sí, pero servidores de Dios.

La predestinación del ser humano es encontrar la Divinidad que habita en él y ponerse a su servicio. Porque cuando la Divinidad haya penetrado profundamente sus facultades físicas, psíquicas y espirituales, entonces será verdaderamente libre, libre y creador. Hay aquí algo esencial a comprender. Aquél que se pone al servicio del Principio divino, no sirve a algo o alguien exterior a él; es por ello que no sólo no pierde su libertad, sino que por el contrario, la conquista. He aquí uno de los principios fundamentales de la verdadera religión. «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Parque Nacional del Montseny (Barcelona), cortesía de Aurora Candiotti