«Cada año, en primavera, con el regreso de la luz y el calor, todas las simientes enterradas en el suelo empiezan a crecer. Lo sabéis, y lo habéis visto, pero no habéis comprendido que un fenómeno idéntico puede también producirse en vosotros. Porque en vosotros también hay semillas y simientes, es decir cualidades y virtudes que Dios ha depositado desde el origen; y si no crecen, es porque no pensáis en exponeros a los rayos del sol espiritual.
Si cuando empieza la primavera acudimos todas las mañanas a la salida del sol, que es la imagen más pura de la Divinidad, es para dar a nuestras semillas las mejores condiciones de crecimiento y de manifestación. Nadie debe considerarse tan inteligente, sabio o razonable para despreciar esta práctica: en el plano espiritual, como en el plano físico, las semillas no crecen más que con el sol.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Peña Montañosa (Huesca) 27 de febrero 2021 (cortesía de Carlos Bravo Suárez)