«Sabéis lo que es una troika… un enganche de tres caballos. Pues bien, cada ser humano es conductor de una troika. Los tres caballos son simbólicamente sus tres cuerpos: físico, astral y mental, que debe dirigir a la vez. Cada uno es de un color diferente: rojo el caballo físico, verde el caballo astral y amarillo el caballo mental. Con el fin de que los tres caballos sean obedientes y anden en armonía, el discípulo debe tener bien cogidas las riendas en las manos, es decir, debe establecer el contacto por un vínculo sutil, etérico: la voluntad. Debe también conocer la manera de dominar cada uno de ellos. Para el caballo físico, se precisa sobriedad en la alimentación y la bebida, así como ejercicios que desarrollan la flexibilidad. El caballo astral, es domado por la pureza, la dulzura, el amor. Finalmente, el caballo mental necesita que se le imponga la atención, la vigilancia.
La tarea del hombre consiste por tanto en restablecer su dominio sobre sus caballos para que marchen sintonizados, para que no le tiren al suelo ni le conduzcan tampoco allá donde no quiera ir. «
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos Cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino Vía de la Plata, entre Mérida y Alcuéscar, 11 de marzo de 2020 (cortesía de Aldo Pin)